HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN - Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor. La maldad habla al malvado en lo íntimo de su corazón. Jamás tiene él presente que hay que temer a Dios. Se cree tan digno de alabanzas, que no encuentra odiosa su maldad. Es malhablado y mentiroso, perdió el buen juicio, dejó de hacer el bien. Acostado en su cama, planea hacer lo malo; tan aferrado está a su mal camino que no quiere renunciar a la maldad. Pero tu amor, Señor, llega hasta el cielo; tu fidelidad alcanza al cielo azul. Tu justicia es como las grandes montañas; tus decretos son como el mar grande y profundo. Tú, Señor, cuidas de hombres y animales. ¡Qué maravilloso es tu amor, oh Dios! ¡Bajo tus alas, los hombres buscan protección! Quedan completamente satisfechos con la abundante comida de tu casa; tú les das a beber de un río delicioso, porque en ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz. Brinda siempre tu amor y tu justicia a los que te conocen, a los hombres honrados. No dejes que me pisoteen los orgullosos ni que me zarandeen los malvados. ¡Vean cómo caen los malhechores! ¡Caen para no volver a levantarse!
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