HOMENAJE - Hace unos años hablamos con nuestro interlocutor (Edu Pollak, Director del departamento de America Latina, España y Portugal de la Dirección de Desarrollo y Relaciones Exteriores de la Universidad Hebrea de Jerusalén) por cumplirse el centenario de su piedra fundamental en 1918, ceremonia en la que participó, entre otras celebridades, Albert Einstein, cumpliendo con el designio del Congreso Sionista de sentar las bases para una Casa de Estudios para un nuevo estado. Desde 1925 cuando finalmente se pusieron en marcha, dicha universidad se ha convertido en una de las mejores 100 de todo el mundo, y eso que no ha tenido una vida fácil. Así, por ejemplo, tras la Guerra de la Independencia (1948-9), el campus original del monte Scopus quedó aislado, lo que llevó al traslado de las facultades a nuevas instalaciones: las relacionadas con la Medicina a la cercanías del hospìtal Hadassa en Ein Karem, las de Ciencias puras a Givat Ram (cerca de la Knesset y otros organismos centrales del país), aunque tras la Guerra de los Seis Días se recuperaron territorios que habían quedado en manos de los jordanos, pudiendo rehabilitar la ubicación original en el monte Scopus, para situar allí las principales facultades de Humanidades y la cúpula directiva de la institución, además de establecerse tres nuevas ampliaciones ya fuera de Jerusalén. Hoy día, en una institución académica pujante y multiétnica que acoge a más de 25 alumnos y de cuyas aulas han salido una decena de Premios Nobel, además de un Fields (premio en matemáticas) y Turing, en informática.
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