MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI - La Biblioteca Nacional de Israel es el producto de los sueños y los esfuerzos de gente que merece ser recordada y homenajeada; es también una especie de hazaña llevada a cabo por el médico Joseph Khazanowicz, que comenzó a cobrar a sus pacientes en libros en lugar de rublos por hacer visitas a domicilio. Gracias a él y su apasionado proyecto, en 1902 se inauguró oficialmente el Midrash Abarbanel, la primera biblioteca gratuita de Palestina; ese fue el comienzo de lo que ahora es la Biblioteca Nacional. El Séptimo Congreso Sionista, celebrado en 1905, decidió construir una biblioteca nacional con el Midrash Abarbanel como base. Así que sí, hubo una biblioteca antes de que existiera un Estado. Durante años, la biblioteca estuvo a cargo de su primer director, Samuel Hugo Bergman, un amigo cercano de Kafka.
El dr. Joseph Khazanowicz (1844-1919) fue un médico que, tras completar sus estudios en la escuela judía y en el gimnasio de Grodno, fue a Königsberg, Alemania, para estudiar medicina donde terminó sus estudios en 1872. Obtenido su título, se instaló en Bialystok, donde ejerció en el hospital judío de la ciudad. Allí fundó la sociedad Jovevei Zion y también Linat Ha-Zedek ("Hospicio para los pobres"), para atención y cuidado de los necesitados, donde trabajó la mayor parte de su vida como médico. En 1883 quiso ir a Israel, pero se vio obligado a regresar a Esmirna debido a una epidemia de cólera. Volvería en 1890 como integrante de una delegación de Jovevei Zion encabezada por el rabino Samuel Mohilever. Khasanowicz se convirtió en uno de los fervientes discípulos de Theodor Herzl y apoyó el Proyecto Uganda. Durante la vida de Herzl representó a Bialystok en los congresos sionistas.
En Jerusalén concibió la idea de fundar una biblioteca, junto con la organización B'nai B'rith. En 1896, envió a Jerusalén su gran colección de libros, que ascendía a casi 10.000 volúmenes, en lo que fue el inicio de la Biblioteca Midrash Abarbanel, cuyo nombre fue puesto en homenaje al sabio renacentista Isaac Abarbanel. Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, la biblioteca tenía unos 22.000 libros. Khasanowicz dedicó mucho tiempo a coleccionar libros antiguos y raros para una biblioteca judía nacional en Jerusalén. Con este fin, publicó folletos instando a los judíos a donar libros, escribiendo: "En nuestra Ciudad Santa, Jerusalén, todos los libros escritos en hebreo, y todos los libros en todos los idiomas que tratan de los judíos y su Torá, todos los escritos y dibujos que tratan con su vida… serán atesorados…”. Su visión se hizo realidad en la Biblioteca Nacional, que se construyó primero en el monte Scopus y luego en el nuevo campus universitario de Givat Ram. En total reunió unos 36.000 libros, 20.000 de ellos en hebreo. En 1915 se vio obligado a mudarse a Yekaterinoslav (hoy Dnipro, en Ucrania) donde murió en el hogar de ancianos. Con diferentes afiliaciones institucionales a lo largo del camino, la Biblioteca Abarbanel evolucionaría hasta convertirse en la Biblioteca Nacional de Israel (NLI).
A principios del siglo XX, la comunidad judía estaba experimentando cambios tanto culturales como geográficos. Dadas las tendencias de modernidad y secularización, la comunidad ya no estaba definida únicamente por la religión, como lo había estado en el pasado. Sin embargo, el concepto de biblioteca siguió siendo un símbolo unificador para los judíos de todo el mundo. Este legado consolidaría la condición de pueblo incluso en un momento de fragmentación. Todos podían estar de acuerdo en el valor de un pasado rico, que guiaba a los judíos y cómo vivían, incluso si sus interpretaciones sobre la práctica religiosa fueran diferentes. Jaim Weitzman, en la fundación en la Universidad Hebrea en 1925, junt
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