A FONDO - Empieza su artículo en Jot Down nuestro interlocutor Karlos Zurutuza ("Levantar Israel sobre el permafrost") escribiendo: "No hay calle sin su estrella de David en esta ciudad cuya avenida principal lleva el nombre de Sholem Aleichem, el venerado poeta judío. Birobiyán se levantó como una alternativa al sionismo veinte años antes de la fundación de Israel, pero aquel páramo helado en el extremo oriental de Siberia nunca fue la tierra con la que soñaron los judíos". En aquellos primeros años 30 del siglo pasado, aquello era un territorio yermo y sin cartografiar, cuyos únicos habitantes eran cosacos trasladados hasta allí por los zares, así como kazajos, coreanos y bandas armadas chinas. Hoy, los judíos apenas representan un 1% de la población y es muy raro oír el ídish en sus calles.
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