VIDAS - Ami Barr es el último. De las 38 familias judías que se establecieron en Orocué, en los Llanos Orientales, ya no queda nadie que practique el judaísmo. En el pasado un rabino llegaba en vapor al pueblo desde Curaçao -los judíos de Orocué estaban en contacto por telégrado con las kehilot de Caracas y Bogotá- para atender las necesidades de esta comunidad inmersa en un mundo propio de un realismo mágico habitado por espíritus. Una comunidad que seguirá viva gracias al testimonio del último judío de Orocué.
En la imagen, la casa del abuelo de Ami Barr, en Orocué, patrimonio histórico y cultural de la Nación por ser cuna de la obra literaria “La Vorágine”.
ACTOS EN DIRECTO - Radio Sefarad les trae en exclusiva la ceremonia de proclamación póstuma del séptimo español distinguido por Yad Vashem (el Museo...
LA ENTREVISTA - José Antonio Martín Curty es arquitecto (tema al que ha dedicado algunos libros), pero también posee una curiosidad creativa (ha escrito...
ATENAS Y JERUSALÉN: TENSIONES FILOSÓFICAS, CON PABLO DREIZIK - En esta ocasión y basándose en parte en algunas tésis expuesta por el pensador español...